Íncubos y Súcubos

Tradiciones hebreas relatan acerca de demonios que tomaban forma humana para intimar con los hombres y las mujeres; son los que originaron hacia el Medioevo a los demonios Íncubos y Súcubos. Los monjes solían ser tentados por entidades femeninas que fueron llamadas Succubus (del latín succumbere, "yacer, estar echado en el suelo"); por el contrario, el Incubus (del latín incubus, "tendido") macho seducía a las mujeres.

Según las crónicas mesopotámicas, se habla de horribles monstruos sin cara, los Alu y los Galu, que fueron engendrados por medio de la cópula de un hombre con una diablesa.

De la unión de los demonios con los seres humanos nacían otros demonios, brujas y monstruos; tanto súcubos como íncubos son muy difíciles de exorcizar, porque no obedecen a los conjuros y son casi inmunes a todo tipo de elemento sagrado.

 

Una costumbre antigua asegura que los hijos de los demonios y los humanos son factibles: Se los llama Réprobos; los alemanes les dicen Veelbalgs.

Hay también una especie de seres humanos que se dicen nacidos de la unión de un íncubo con un súcubo: Se denominan Cambions.

Su figura es horrible, monstruosa, su peso extraordinario, y su voracidad es tal, que uno de ellos podía agotar a tres nodrizas a la vez.

El hecho de que algunas fuentes sostengan que el esperma del diablo sea helado, tiene que ver con el tiempo en que el súcubo lo recibe del hombre, para luego transferirlo al íncubo, quien lo deposita en una mujer. Por otro lado, también se pueden explicar los "sueños eróticos" que, tanto hombres como mujeres, manifiestan durante la noche: Los demonios aprovechar ese estado para tener relaciones sexuales con los seres humanos.

 

Entre distintas especies de íncubos y súcubos, se pueden pueden encontrar:

Conferentes

Íncubos conocidos en Roma.

Efelios

Íncubos de los celianos.

Petpaiaton

Íncubos de los aires, que violan a las doncellas, según los siameses.

Alrunesias

Súcubos o hechiceras, que fueron madres de los hunos.